martes, 26 de abril de 2016

Gatos atropellados

Ya llevo cuatro gatos la última semana. Digo gato aunque es imposible identificar el animal concreto de que se trata. Digo animal por su tamaño. Podría tratarse en realidad de un bebé. Pero se intuye piel cubierta de pelo y cierta consistencia inhumana.
No sé qué animales son. Sólo sé de la sangre, de carne aplastada y apelmazada contra el asfalto. Me sorprende la capacidad del ojo para retener una visión de segundos para luego recordarla vívidamente. Es como si mi cerebro pudiera rebobinar, pasarlo a cámara lenta. Me recreo en ello a la tarde, a la noche, en los momentos de angustia.

Me preocupa la visión de los gatos despanzurrados porque uno ve lo que quiere ver. 

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